Desde que tienes conciencia para recordar las cosas sientes decepción. Primero son tus padres los que te decepcionan en pequeños momentos, tus hermanos. Más tarde es el amor, el que te hace ver que la vida no es como en una película y comienza a destrozar tus esperanzas del príncipe azul. Pero realmente, sientes la decepción cuando es la amistad la traidora. Es algo muy difícil de entender y mucho más de sentir. Tu amiga del alma, la que te ha acompañado en los momentos importantes de tu vida, la que te ha escuchado llorar, con la que has reído, con la que has hecho tonterías, has infringido la ley; ella, es más que tu amiga, es tu hermana, porque la quieres como si lo fuese y porque cuando te pasa algo, el primero teléfono que marcas es el suyo, sabes que estará ahí. Pero hay veces que esa amiga se va, se esfuma, desaparece vuestro cariño, vuestra confianza que tanto había costado labrar, ya no puedes llamarla para contarle que hoy te has encontrado a nosequien o para preguntarle que te pones esa noche...se va y la mayoría de veces no hay vuelta atrás. Te duele tanto perderle que lloras cuando menos te lo esperas y que sin saber como se ha alejado de tu vida por cualquier estupidez. Es tan complicado mantener una amistad a flote que como lo es mantener una casa en pie. Si la casa es de paja cuando sople el viento, caerá pero si la amistad es de ladrillo aguantará las tormentas que hagan falta. Solo espero que la nuestra sea de hierro forjado.
viernes, 5 de marzo de 2010
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